lunes, 20 de diciembre de 2010

(Continuación)


10.- En el marco de este contexto, aderezado con el impulso de las proclamas ilustradas y decimonónicas en pro de la universalidad educativa, iba a tomar carta de naturaleza estable una educación especial específica y diferenciada de la educación general. Un elenco amplio de publicaciones y una respuesta institucional adecuada facilitó su implantación y desarrollo. Entre las primeras cabe destacar los trabajos de Félix Voisin, inspector de Bicêtre, que en 1826 publicó Des causes morales et phisiques des maladies mentales, texto en el que abogaba abiertamente por un tratamiento pedagógico de la enfermedad mental y, en 1830, sacaba a la luz una obra donde explícitamente recogía –casi por vez primera- la voz educación especial: Aplication de la phisiologie du cerveau a l´etude des enfants qui necesiten une education spéciale; en la misma línea, E. Seguin publicaba, en 1846: Traitment moral, hygiene et éducation des idiots et des autres enfants arriérés. Desde Alemania, especialmente sensibilizada con el problema, no se dio una respuesta inferior: en 1861, Georgens y Deinhardt sacaban a la luz Die Heilpädagogik (Pedagogía curativa) para el tratamiento de deficientes; en 1874, Sengelman establecía los primeros Heilpädagogische Beratugen (coloquios de pedagogía curativa); y, en 1898, aparecían el Kinderfehler y el Hischule, periódicos concebidos para difundir entre maestros y profesores avances de educación especial.
En el plano institucional la respuesta no fue menos importante. En 1863 se creaban en Halle (Alemania) las primeras clases especiales para niños inadaptados; y, en 1866, Stolzner y Kern fundaban en Hanover la primera asociación para el tratamiento de niños deficientes. En Estados Unidos el emigrado Eduardo Seguín contribuía, en 1876, a fundar lo que hoy se conoce como la American Association on Mental Deficiency. Iniciativa que en 1893 se reproducía en Londres con la fundación de la British Child Study Association para atender a niños con problemas; e igual propósito se persiguía en Francia con la aparición en 1900 de la Société libre pour I'Étude psychologique de I'Enfant, sociedad impulsada por Alfred Binet e integrada por psicólogos, maestros de escuela y directores preocupados por los problemas prácticos que se planteaban en las aulas9.

11.- La entrada del siglo XX supuso el impulso definitivo de la Educación Especial y su consiguiente consideración como subsistema escolar. La nueva centuria se abrió con
dos hitos importantes que marcarían su referencia pedagógica: en 1901 se inauguraba en Bruselas la escuela de Ovidio Decroly para retrasados y anormales, y, en 1906, se abría en Roma la primera Casa dei Bambini para niños pobres y con problemas de María Montessori. La necesidad de una escuela diferenciada y al margen del sistema escolar ordinario iba calando con fuerza. En su apoyo vino la emergente escuela graduada y su necesidad de clasificar a los alumnos según su nivel de inteligencia. Importantes fueron en este aspecto las aportaciones francesas de Alfred Binet y de su alumno Teodoro Simon que, en 1905, al publicar el test Binet-Simon, impulsaron considerablemente la psicometría; posteriormente, las aportaciones americanas de H. H. Goddard (1856-1957), L. M. Terman (1877- 1956), Fred Kuhlmann (1876-1941), etc. serían claves para el desarrollo de la psicología cognitiva y la clasificación de los alumnos según su habilidad y capacidades. Todo ello posibilitó una línea divisoria que marcó la apertura de dos grandes modelos escolares o grupos de alumnos: los considerados sujetos normales, que podrían beneficiarse del sistema educativo ordinario, y los no normales, para los que habría que crear instituciones educativas especiales.

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